París: Viaje en la Cuarta Dimensión

«Cabalgar, viajar y mudar de lugar recrean el ánimo.»
Lucio Anneo SÉNECA

A menudo, los viajes que realizamos no sólo tienen lugar en el espacio. ¿Por qué no viajar también en el tiempo? No hace falta ser Marty McFly. Un billete de avión y una reserva en el hotel adecuado harán las veces del DeLorean que nos llevará a épocas remotas.9
Hay infinidad de lugares en el mundo que justifican poner en marcha el condensador de flujo de nuestra máquina del tiempo para ver cómo fueron en otro tiempo. Pero el primero de los viajes lo quiero hacer a la gran metrópoli de Occidente: París.
Así que, ya sabéis, pisad el acelerador hasta los 140 kilómetros por hora y… ¡a soñar!

La primera fecha que introduciremos en la consola de nuestro DeLorean será a mediados del siglo III a.C. y lo haremos en la Île de la Cité. Cuando abramos las puertas de ala de gaviota de nuestra máquina del tiempo y salgamos del coche, nos llamará la atención el aire fresco, el sonido de los pájaros y las empalizadas de madera y piedra que, resguardadas por los dos brazos del río Sena que forman la isla, constituyen el corazón fortificado de los Parisii, la tribu gala de origen celta que da nombre a la ciudad. Todavía faltan siglos para que Notre dame se yerga sobre este suelo.

Si miramos al otro lado del río, densos bosques, algún pequeño cultivo y algunos venados desconfiados apuntan sus orejas hacia nosotros y hacia bullicio que proviene de la incipiente población. 7
Nos dirigiremos ahora al DeLorean para introducir una nueva fecha: año 52 a.C.
Ahora este enclave galo es romano. Y se llama Lutecia. Durante la época romana, la Île de la Cité sigue estando habitada y la ciudad continúa creciendo sobre el margen izquierdo del río, hacia la montaña de Santa Genoveva. Podemos entrar en la cripta arqueológica del atrio de Notre Dame o Cripta del Antiguo París, justo frente a la portada de la catedral, para disfrutar de este viaje a la época romana y otras épocas posteriores (entrada 7 € -reducida 5€-; abierto todos los días de 10 a 18 h. excepto los lunes y el 1 de mayo). No es uno de los lugares más frecuentados en las visitas a París, pero es una parada imprescindible para los viajeros en el tiempo. En el Louvre también podemos encontrar interesantísimas piezas correspondientes a ésta y otras épocas.

En la actual rue Soufflot se encontraba el foro romano y en Gay-Lussac, las termas del sur. El anfiteatro en la actual place Emile Mâle y parte de sus gradas ocupando la actual rue Monge.
Desde mediados del siglo III y hasta el siglo V d.C., Lutecia, en el punto de mira de las primeras invasiones germánicas, fue un lugar estratégico en la defensa del Imperio contra los bárbaros. La isla de la Cité, fuertemente fortificada en el año 308, se convirtió de nuevo en el epicentro de la ciudad, mientras que la orilla izquierda fue se fue abandonando paulatinamente.4
Nuestra siguiente parada en el tiempo será la Edad Media. Tenemos que introducir alguna fecha de finales del siglo XII. Veremos cómo la configuración urbana de la Île de la Cité se va organizando en torno a la Catedral de Notre Dame, cuyas obras comenzaron en 1163. Esa calle que se abre justo frente al pórtico de la catedral es la Neuve Notre-Dame. Si miramos de frente a la fachada de la catedral veremos a un gran grupo de trabajadores afanados en la reconstrucción del que es hoy el hotel más antiguo de París, el Hôtel-Dieu. Faltan siglos para que se convierta en hotel. Por ahora, y durante cientos de años, será un hospital en el que trabajarán grandes cirujanos y médicos de la historia de la medicina francesa.
La próxima vez que nos bajemos del DeLorean será en el siglo XVIII. Lo primero que nos llamará la atención será el fuerte y desagradable hedor que despiden las calles ahora. La ciudad ha crecido. Es una gran urbe de 600.000 habitantes y no existe red de saneamiento público. La basura se amontona en las calles todavía sin pavimentar.
Ahora echaremos de menos muchos de los edificios que hemos visto en nuestra parada medieval. Ya no están. Muchas de las construcciones han sido demolidas para facilitar la circulación de personas y mercancías y asegurar la salubridad en una cada vez más poblada Île de la Cité. Fijaos en el atrio de la Catedral, ahora es más grande. La calle Neuve Notre Dame también es más grande.
Busquemos algo de aire limpio… ¡vamos a Versalles! (entrada 15 € -reducida 13 €- consultar otros precios y diferentes horarios para las distintas áreas del complejo www. es.chateauversailles.fr)
Lo que empezó como un pabellón de caza a mediados del s. XVII es ahora un gran palacio (tres grandes palacios, en realidad). Mirad esos jardines. Extremadamente ordenados, pulcros, racionalizados, perfectamente podados en el área cercana al palacio y cada vez más salvaje a medida que nos alejamos.
Si entramos a Palacio, nos sorprenderá de nuevo el mal olor. Es llamativa esa mezcla de lujo, suntuosidad y hediondez. No os sorprendáis si encontráis a alguien haciendo sus necesidades en cualquiera de los pasillos. Es costumbre de la época.
Os dejamos e11l DeLorean cargado de combustible para que seáis vosotros los que sigáis añadiendo etapas en este fascinante viaje en la cuarta dimensión con los ojos de la imaginación. Cada rincón de París, la ciudad que ha sido epicentro del mundo occidental durante siglos, os transportará a una época diferente, todas ellas apasionantes.
¡Viajar recrea el ánimo!

 

Roberto MuñozResponsable desarrollo Corporativo Presstour Travels & Events

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