Nunca pensé que podría ser uno de esos afortunados que ganan un viaje participando en un concurso, pero está claro que es mejor decir “nunca digas nunca”, porque tuve la gran suerte de ganar el concurso de “Pasaporte a Vietnam” organizado por iClubviajes con la colaboración de Vietnam Airlines, cuyo premio consistía en realizar un viaje de 12 días recorriendo los lugares más emblemáticos de Vietnam, y me convertí por unos días en su “community travel” contando mi experiencia en primera persona.
El pasado 29 de Agosto comenzó mi aventura asiática por Vietnam, iClubviajes me había preparado toda la documentación de viaje, me dieron todo lo necesario para grabar y contar mi experiencia, el viaje estaba perfectamente planificado para que el todo fuera sobre ruedas durante esta aventura.
La primera sorpresa me la llevé al encontrarme con los aviones con los que viajamos. El primero de la compañía Air Europa, que cubría la ruta Madrid-Frankfurt, era un espectacular Boeing 737-800 JET, amplio y confortable. Pero me dejó realmente impresionado el inmenso Boeing 787 Dreamliner de la compañía Vietnam Airlines con el que llegamos desde Frankfurt a Hanoi, con las comodidades y equipamiento sólo equiparables a las del sofá de mi casa. Para entender porqué hago mención a esto, os daré sólo unos datos: Butacas reclinables supercómodas de 0,45 metros de ancho, con 0,82 metros de distancia entre asientos, con pantallas individuales de 6,5 pulgadas y una cuidad
a atención por parte del personal de abordo. Lo reconozco, no quería que el vuelo acabara…
Después viajar durante todo el día y realizando las escalas necesarias, llegué finalmente el día 30 al aeropuerto de Hanoi, donde fui recibido por una guía de habla hispana, que se encargó de hacerme entrega de una carta de bienvenida y de acompañarme hasta el hotel donde me alojé durante dos noches.
Durante el tercer día de viaje, conocí la ciudad de Hanoi, es una ciudad que todavía conserva el encanto y el misterio de siglos pasados. Sus calles son estrechas ideales para recorrerlas en bici y sus tradicionales casas funcionan a la vez como tiendas que dan directamente a las calles. La primera visita consistía en la visita al Templo de la Literatura, una serie de patios amurallados adornados con elegantes puertas, que representan uno de los ejemplos típicos de arquitectura tradicional vietnamita, uno de los edificios más emblemáticos que sirvió además como sede de la primera universidad de Vietnam.
El siguiente edificio propuesto para visitar esa mañana fue la Pagoda del Pilar Único, una pequeña y bella pagoda rodeada de un pequeño estanque cubierto de nenúfares y jardines que data del siglo XI, esta Pagoda se encuentra además muy cerca del memorial-mausoleo dedicado a Ho Chi Minh, este edificio se trata de un edificio más moderno arquitectónicamente hablando, los visitantes pueden mostrar sus respetos al cuerpo embalsamado de Ho Chi Minh, continuamos andando hasta llegar a la casita de Ho Chi Minh, una casa sencilla que consta de dos habitaciones y en la que Ho Chi Minh vivió hasta sus últimos días, además como dato curioso es que se conserva en las mismas condiciones que en aquella época.
El casco antiguo de la ciudad es laberíntico y se forma a través de una red de viviendas-tienda conocidas como las 36 calles, donde se puede observar el ritmo frenético de la ciudad, los producto que los autóctonos venden como tejidos, artesanía, medicamentos, etc. El día acabó con una visita al Teatro de marionetas de agua, donde se representaban historias locales a través de pequeñas marionetas rodeadas de agua.
Fue un día muy intenso pero que realmente mereció la pena, volvimos al hotel para reponer fuerzas y comenzar el cuarto día.