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Lugares donde la fotografía no hace justicia a la realidad

Uno de los sentimientos más fascinantes es el de viajar, recorrer mundo, conocer lugares nuevos, adentrarse en culturas diferentes y relacionarse con las personas que allí habitan. Ese momento en el que sientes que alguno de tus sueños o anhelos se va a cumplir es muy excitante y el trayecto que te lleva a cumplirlo va colmado de multitud de sensaciones. Pero no todo está incluido en la “bolsa de lo sencillo”, puesto que toda expedición conlleva una serie de fases que no aparecen en el álbum de recuerdos. Sí que aparecen las instantáneas de lo que hemos visitado. No obstante, el mundo está lleno de lugares que son espectáculos para la vista y que, a fin de cuentas, se quedan ahí, grabados en la retina, porque hay lugares donde la fotografía no hace justicia a la realidad.

Si no lo veo, no lo creo

Cuando decidimos viajar, independientemente del destino elegido, el lugar abarca muchas variables; como son el idioma, la cultura, los habitantes, las costumbres o la gastronomía. La zona posee tanta riqueza que, en ocasiones, es muy complicado hacer justicia a la realidad con una simple foto. Los nervios iniciales al planear el viaje, hacer la maleta, elegir dónde hospedarnos o quién será la persona idónea para acompañarnos en la aventura, es decir, las sensaciones que acompañan a un viaje difícilmente pueden retratarse. 
Es cierto, que hoy en día el mundo de la fotografía cada vez está más avanzado y que los viajeros intentan trasladar a otras personas a la zona en la que ellos se encuentran o la cual han visitado. En los blogs exponen los retratos de sus mejores momentos y los sitios más llamativos del país de visita, intentando expresar sus sentimientos con cada instantánea y una breve descripción de lo que vivieron allí, pero difícilmente se acercan a la realidad.

 

El placer de lo prohibido

Otro punto importante a tener en cuenta a la hora de tomar fotografías es el de ser precavidos sobre los derechos copyright de algunos de los lugares más famosos, ya que no siempre somos conscientes de que pueden estar protegidos. Este es un buen motivo que impide hacer justicia de manera plena a lo que estamos visualizando. No obstante, es cierto que el impedimento de la difusión de imágenes que contengan obras arquitectónicas está centrado más a un ámbito comercial, pero no deja de ser un freno.
Normalmente, los lugares que exigen el pago de una entrada suelen ir acompañados de un permiso especial y en la fotografía exterior, aunque suele estar libre de derechos, también existen excepciones. Un ejemplo es la famosa Torre Eiffel, situada en pleno centro de París, está libre de derechos a no ser que tomemos instantáneas de noche y con la torre iluminada, en este caso no podría retratarse como foco principal de la imagen. Otro ejemplo es el museo Louvre, que presenta algunas restricciones en cuanto a las imágenes tomadas en su interior. Esto también ocurre en la famosa catedral de Notre Dame, de arquitectura gótica, donde los elementos internos pueden ser mostrados únicamente tras previo consentimiento.

Por último, algo muy típico y que puede parecer de lo más inocente, el recuerdo de los mapas o atlas que nos vamos encontrando durante nuestro recorrido puede traernos algún problema, ya que se encuentran protegidos por copyright.
Estos pequeños detalles suelen pasar desapercibidos, porque cuando viajamos lo que nos rodea nos absorbe hasta el punto de pasar por alto las posibles consecuencias de nuestras fotos, centrándonos únicamente en inmortalizar las maravillas que estamos visitando.